Ya sea una tortilla de patatas, un plato de jamón de bellota o una cucharadita de Cola Cao para endulzar la leche todas las mañanas, los productos españoles siempre consiguen hacerse un hueco en nuestras maletas. Hace dos años, el albaceteño Chiqui Picazo las hizo rumbo a Japón, donde ahora imparte clases de gastronomía española. “Cuando me vine para acá, decidí ponerme en serio con algo que siempre me había gustado: la cocina”. Su afán por comer sano y la morriña hicieron el resto: “Un día estaba cocinando en casa una paella con la receta de mi señora madre y pensé que mucha gente querría saber hacer algo parecido” porque, aunque no es raro encontrar en Tokio restaurantes que ofrecen el plato estrella de Valencia, “sería un delito llamar a esos arroces paella”.
Ver vídeo cedido por Chiqui:
A partir de ese día, se puso manos a la obra, buscó un local para impartir sus cursos y empezó a relacionarse con gente interesada en la buena cocina. Al principio fue complicado encontrar participantes, pero gracias a las redes sociales, el buen nombre de nuestra cocina en el mundo y el boca a boca, Chiqui ha llenado cada curso que ha impartido. Según precisa, sus clases no son un negocio como tal, sino una iniciativa para difundir la cultura y la gastronomía españolas, y siempre se desarrollan simultáneamente en español y en japonés. La mayoría de sus alumnos son chicas de entre 25 y 35 años que, por una razón u otra, han tenido contacto con la cultura española. “De hecho, muchas de las que vienen hablan español”, de manera que pueden practicar el idioma y aprender a cocinar al mismo tiempo.
La paella es uno de los platos más queridos por los japoneses, pero no es el único. La tortilla de patatas, las gambas al ajillo y los champiñones causan furor en sus clases. Y, por supuesto, el embutido ibérico; especialmente el jamón: “Aún no he conocido a un japonés que no le guste el jamón”, comenta Chiqui. Los vinos españoles, cada vez más presentes en el mercado nipón, suelen acompañar estos platos, y los aceites se van haciendo un hueco entre el público gourmet. “La comida española tiene cierta fama a nivel mundial. De alguna manera, hemos sabido vender nuestros sabores mediterráneos y ahora todo el mundo quiere probarlos”.
Con las tapas pasa lo mismo: cada vez son más los japoneses seducidos por esas pequeñas raciones de sabor mediterráneo que entran mucho mejor con un vino y un par de amigos cerca. “Me parece que tapa y siesta son las dos palabras españolas más conocidas en todo el mundo”. Ahora sólo faltan empresas valientes, dispuestas a implantar nuestra forma de disfrutar de la comida en otros mercados, aunque estos estén tan lejos como el japonés. ¿Cambiarán sus palillos por los nuestros?
Puedes leer más sobre el intercambio cultural entre España y Japón en su página web.
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