El año 2009 pasará a la historia de la industria metalúrgica española porque la española Sacyr se hizo con la principal obra de ampliación y reconstrucción del Canal de Panamá a través del Grupo Unidos por el Canal (GUPC), consorcio que forma con la empresa italiana Impregilo. El proyecto, valorado en 2.500 millones de euros, consiste en el levantamiento de nuevas esclusas, que son compartimentos con puertas de entrada y salida que se llenan o vacían para permitir a los barcos pasar de un tramo a otro de diferente nivel.

Más de 17.000 buques recorren al año los 80 kilómetros del Canal de Panamá que unen el Mar Caribe con el Océano Pacífico. Esto supone un 5% del comercio mundial. Con estas obras se modernizarán los mecanismos de apertura y se aumentará el tamaño de las esclusas, lo que duplicará el tráfico al permitir el paso de cargueros modernos.

A pesar de las dudas hacia Sacyr en el momento de la adjudicación por su mala situación económica, la empresa ha revertido dicha situación a base de grandes contratos. Actualmente, más de 9.000 personas trabajan en la ampliación del Canal de Panamá. Según el presidente de Sacyr, esta obra es “lo más alto posible, nuestra carta de presentación y nuestra seña de identidad”. Además, gracias a este proyecto la empresa española ha podido acceder a más contratos en el país de América Central.

En los últimos meses las obras se paralizaron por un desacuerdo en la financiación de las obras y los sobrecostes anunciados por Sacyr, pero finalmente se alcanzó un nuevo convenio y la construcción continúa en marcha. Actualmente, también lleva a cabo la construcción de un puerto en la costa del Caribe panameño que supondrá unos ingresos de 34,5 millones de euros.

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