El grupo español Repsol constituye una de las marcas más emblemáticas e históricas de nuestro país. Su actividad, basada fundamentalmente en la producción de fuentes de energía, se divide en 3 campos: exploración y producción, refino y nuevas energías. Todos ellos se vieron afectados en abril del pasado año 2012 cuando la presidenta argentina, Cristina Fernández, expropiaba a Repsol su filial YPF. A pesar del varapalo que supuso, así como las malas perspectivas respecto al futuro económico del grupo, Repsol se ha levantado con rapidez y se ha superado. En 2013 la multinacional ganó 195 millones de euros, consiguió una compensación de 5.000 millones por la expropiación, redujo su deuda casi un 30% y aumentó su producción de hidrocarburos en un 4%. Unas cifras sobresalientes en un entorno de divisa tan cambiante y tras el terremoto que supuso la salida de la filial argentina.

La compañía dirigida por Antonio Brufau surgió en 1927 como empresa privada, aunque fue pública de 1972 a 1997. Desde entonces la firma ha crecido y ha trabajado con fuerza para superar los momentos más difíciles y el golpe que supuso la pérdida de la filial argentina, es un ejemplo. Los buenos resultados de la división dedicada al gas natural, así como su posterior venta a la petrolífera Shell, han ayudado a convertir en beneficios lo que todos esperaban como un batacazo. Además, la empresa española tiene alianzas con Rusia, el mayor productor de gas y petróleo del mundo, y se ha introducido en nuevos mercados con un alto potencial como Alaska, Angola o Irak. Desde 2009, Repsol también explota el mayor descubrimiento de gas de Latinoamérica y uno de los mayores del mundo situado en el Golfo de Venezuela.

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