Uno de los primeros colectivos de trabajadores emigrantes que piso Holanda tras la Segunda Guerra Mundial llegó desde España. En 1961 ambos países firmaron un convenio sobre la contratación de estos trabajadores españoles, que fueron indispensables para el funcionamiento de la industria holandesa, desde los Altos Hornos, las Minas del Estado, Philips, la industria del textil en Twente hasta el puerto de Rotterdam. La Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Holanda (FAEEH) ha decidido conmemorar esta época 50 años después con la exposición ‘Mi casa su casa’.
La muestra, que anteriormente hizo un recorrido por Holanda, se podrá visitar en Madrid a partir del 23 de noviembre hasta el 9 de febrero de 2014. Su título debe interpretarse literalmente: los visitantes se pueden sentar a la mesa y hojear los álbumes de fotos de emigrantes españoles. En las vitrinas pueden observar los objetos típicos españoles con los que los emigrantes decoraban sus casas. Podrán leer sobre sus historias personales, así como sobre la historia del trabajo.
La historia de la emigración española tiene matices diferentes en comparación con la historia de otros colectivos de emigrantes. Los españoles no solo huyeron de la pobreza en el campo, sino tambien del régimen franquista. Con el avance democrático y económico a finales de los años 70, muchos emigrantes decidieron retornar. En 1995, el 85% de los trabajadores españoles que habían emigrado a Holanda habían regresado. Es por ello que la exposición dedica un espacio a los retornados.
Actualmente los españoles pueden establecerse libremente en Holanda como el resto de ciudadanos europeos. Como consecuencia de la crisis económica cada vez más españoles buscan un futuro nuevo en Holanda.
‘Mi casa su casa’, el libro
Gran conocedor de España, el periodista Steven Adolf escribió un libro tan interesante como ricamente ilustrado sobre la historia de los emigrantes españoles en Holanda, así como sobre su retorno. El corazón del libro lo forman 12 retratos personales: 12 historias con fotos históricas y con fotos recientes de Anaïs López. El libro finaliza con la historia de Lola Mogollo (1984), que desde el 2011 trabaja como dentista en Utrecht.
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