Por Victoria Valbuena, autor de Mirando al Mundo y colaborador de nuestro panel de expertos
Es de conocimiento popular que los Estados Unidos se caracterizan por la pobre dieta que siguen muchos de sus habitantes. Las cifras de sobrepeso y obesidad, enfermedades cardíacas provocadas por una mala alimentación, así como la aparición de más diabéticos cada vez, es algo que lleva preocupando a las autoridades americanas de manera especial durante la última década.
Un ejemplo de esto es la cruzada personal que ha emprendido desde hace algún tiempo Michelle Obama, interviniendo personalmente en la campaña “Let’s Move”,con la que se pretende concienciar a padres y niños de los beneficios de una dieta sana y equilibrada, unida a la práctica habitual de algún tipo de actividad física. Otro reflejo de esto ha sido el anuncio que ha hecho la Food and Drug Administration (FDA) estos pasados días.
Como alguno de vosotros ya sabréis por anteriores entradas publicadas en esta misma sección, este organismo de la administración estadounidense se encarga de regular la comercialización en este país de tres grandes grupos de productos: alimentos, productos de cosmética e higiene personal, así como medicamentos para uso humano y animal y ciertos aparatos y dispositivos relacionados con la medicina humana y veterinaria.
Pues bien, el pasado 7 de noviembre la FDA anunció su intención de prohibir de manera total los alimentos que contengan trans fat (¡ojo!, no confundir con grasas saturadas). Estas trans fat son aquellas grasas que provienen de aceites parcialmente hidrogenados. La relación que tiene el consumo de estas grasas con el riesgo a padecer infartos u otros episodios cardiovasculares de gravedad es conocida desde hace años por la medicina. Este tipo de grasas están presentes en alimentos procesados, como ciertos productos de bollería industrial, productos precocinados, y hasta el momento eran usadas por algunos establecimientos de hostelería para elaborar ciertos platos, en especial frituras. Pero a partir de la puesta en marcha de esta medida, estos aceites no formarán parte del listado de aditivos considerados por la FDA como “generalmente reconocidos como seguros”.
¿Qué implicaciones tendrá esta medida? Todos los alimentos que contengan estas trans fat deberán ser explícitamente aprobados por la FDA para ser comercializados, aunque todo parece indicar que no se darán permisos para comercializar productos que contengan estos compuestos. Esto puede perjudicar seriamente la exportaciones de productos a algunas empresas españolas, que sí que utilizan estos aceites.
Pero creo que no debemos quedarnos con lo negativo de la noticia, sino con lo positivo. Y este aspecto positivo a destacar es la tendencia a una dieta más saludable y el incremento cada vez mayor de la preocupación de la población por lo que come. Algo que debemos aprovechar en nuestro país. España es referente de una de las dietas más sanas y con más beneficios demostrados sobre la salud: la dieta mediterránea. Si tienes una empresa en el sector agroalimentario que produzca alimentos considerados como saludables, y además estás pensando en exportar, los Estados Unidos son un mercado muy a tener en cuenta en el que las perspectivas son cada vez mejores. Las tendencias positivas unidas a la posible firma del TTIP en el medio plazo, que suprimirá algunas (y cruzo los dedos para que esas algunas se conviertan en muchas) de las incómodas barreras comerciales que en la actualidad tienen los productos agroalimentarios, hacen de los USA uno de mis destinos favoritos en este sector.
¿Y tú qué opinas?
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