¿Cuánto vale nuestro país como destino turístico? ¿Se puede poner una cifra a España como marca turística? Sí, todo se puede medir y en cuestión de branding, no solo se puede, sino que se debe hacer para poner blanco sobre negro y poder realizar una clasificación más objetiva. En Turespaña lo saben y según un estudio realizado en 2010, la marca turística España tiene un valor estimado de 23.000 millones de euros.
Así lo expuso el director del organismo, Manuel Butler, en el seminario “Gestión de la Marca País: Visión y globalización”, celebrado en la Casa de América el 8 de octubre. Esta cifra nos coloca en la tercera posición del mundo en reputación, muy delante de la que ostenta España a nivel global, considerando todos los factores como país.
Para llegar a tal conclusión, el informe se basaba en aspectos tanto cuantitativos como cualitativos del sector y de su público. Uno de los más destacados es que el turista elige en un 30% de los casos su destino turístico por la buena imagen que tenga de la marca país. Y en el caso concreto de España, nuestra imagen es mejor entre quienes nos han visitado que entre aquellos no lo han hecho todavía. Además, el visitante identifica a España como lugar de turismo de sol y playa, pero también, y cada vez más, como turismo de cultura y gastronomía.
En los campos relacionados con la calidad percibida, la notoriedad, la estima, la intención de compra, el grado de satisfacción, de recomendación y de gestión de la marca, España es líder con mucha diferencia, con un 99% de valoraciones positivas, respecto a nuestros competidores directos: Italia (71%), Francia (68%), Grecia (60 %), Turquía (50 %), Croacia (45%) y Egipto (43).
En la dimensión mercado, también tenemos una posición predominante (73 %), pero seguidos muy de cerca por Francia (70,4%) e Italia (62,6%). En cambio, en liderazgo, Francia nos gana la partida y somos el segundo país en este sentido en imagen exterior.
El director de Turespaña expuso que mientras antes se ofrecían vacaciones al sol, la estrategia actual se basa en proporcionar experiencias de ocio para disfrutar de la vida. Además, los focos se ponen en mercados lejanos, más allá de Europa, que ha sido nuestro principal emisor durante décadas; y el nivel económico que se persigue es medio alto, en busca de un poder adquisitivo que permita alargar las estancias y propiciar acciones complementarias de compras.
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