El Día de la Hispanidad es una jornada para hacer balance de la situación de España en el contexto internacional. De fronteras para adentro, el 12 de octubre es la Fiesta Nacional y todo queda enmarcado bajo el desfile de las Fuerzas Armadas, las controversias territoriales, los dimes y diretes políticos y sólo la cabra pone ya color y gracia a la celebración.
En el extranjero, la Hispanidad es el día de los españoles que comparten la nostalgia de su tierra, sus familias y sus amigos. La colectividad española, gregaria como pocas en el mundo, es conocida por tener las mejores celebraciones entre las comunidades de expatriados. Estas, además, no son sólo un punto de reunión para españoles, sino que se abren a otras nacionalidades y se convierten en un encuentro de lenguas y culturas en torno a España.
El 12 de octubre es la jornada grande, el día en que la Hispanidad celebra su tradición milenaria y el día en que los emigrantes (1,6 millones censados) disfrutan de los grandes valores de su tierra: la alegría, la gastronomía y el baile. Ésa es la esencia EMOCIONAL de España, un espíritu que nada tiene que ver con la profesionalidad o la responsabilidad. Es una forma de vivir, de disfrutar el tiempo libre.
Hoy, el nuevo fenómeno de expatriación hace que miles de españoles sientan por primera vez esa morriña y se vuelvan locos por comer jamón, pelas pipas, beber fino o bailar sevillana. Algo que, quizá, nunca tendrían ganas de hacer en España, pero que fuera se convierte en todo un símbolo de identidad y una reivindicación de un origen al que la mayoría quiere volver y del que, hoy también, sienten que les ha dado la espalda.
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