La emigración española sigue aumentando año tras año. En 2013, más de 79.300 españoles hicieron las maletas con destino al extranjero. Este volumen de expatriaciones supone un 38,5% más que el año anterior (57.267), lo que refleja que la tendencia de emigración sigue siendo muy fuerte debido al altísimo desempleo que soportamos (el segundo mayor de la UE solo superado por Grecia). No obstante, cabe recordar que estas cifras son sólo las ‘oficiales’ y la realidad es muy superior, que estos datos corresponden a altas en el exterior y bajas patronales en origen, un trámite que no es obligatorio y que una minoría de los españoles lleva a cabo cuando se muda al extranjero.
Según la última actualización del padrón realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), emigraron más hombres españoles que mujeres (53,7% frente al 46,3%) y del total de salidas, 51.160 correspondieron a ciudadanos nacidos en España y 27.146 a nacidos en el extranjero y menores de 15 años (con nacionalidad española).
Este segundo saldo explica que el principal país receptor de emigrantes españoles en 2013 fuera Ecuador (con 10.163 acogidas), que está soportando una fuerte ola de migración de retorno de compatriotas y, además, recibió a otros 517 nativos españoles. En cambio, si nos fijamos en los destinos más comunes de la expatriación propia de españoles, los países con más llegadas fueron, una vez más, Reino Unido (8.220), Francia (7.749), Alemania (7.047), Estados Unidos (5.807) y Suiza (3.714).
Otro datos curioso y muy característico de la fase emigratoria que atraviesa España es la edad de la población expatriada. Contrariamente a lo que se cree, no sólo emigran jóvenes, aunque el segmento de 25 a 29 años sigue siendo mayoritario. Cerca de 20.000 emigrantes (de los 79.306 totales) eran treintañeros y unos 11.000 estaban ya en la cuarentena cuando abandonaron nuestro país. Este dato es fundamental para valorar el fenómeno de expatriación porque determina los factores de salida (urgencia por la crisis, en muchos casos viajando sin la familia) y, sobre todo, porque dificulta el retorno, puesto que cuanto mayor es la edad, más complicado es el regreso a casa porque se adquiere una estabilidad familiar en el exterior y por la creciente dificultad para reincorporarse al mercado laboral conforme mayor es la edad.
Esta intensa emigración fue la causa principal del descenso poblacional generalizado que sufrió España el año pasado 2013. Nuestro país cerró el ejercicio con un salgo migratorio negativo de –256.849 personas (se registraron 291.041 inmigraciones procedentes del extranjero, frente a 547.890
emigraciones con destino al extranjero). Este descenso es el segundo consecutivo y deja la población en 46.507.760 ciudadanos, 220.130 menos que en 2012. Esta menor pérdida de población frente a las migraciones se debió a que hubo más nacimientos que defunciones, por lo que el saldo vegetativo fue positivo en 36.719 personas.
Además, el número de extranjeros disminuyó un 7,8% debido a la emigración (sobre todo hacia Rumanía y Marruecos) y también a la adquisición de nacionalidad española, hasta situarse en 4.676.022. Por comunidades autónomas, la población solo creció en Illes Balears (0,47%) y Canarias (0,46%), y donde más bajó fue en Cataluña (-69.052) y Madrid (-46.003), aunque en términos relativos destacó La Rioja (-1,20%), según los datos del INE.
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