Por Jose Diego Manzanera, de Gulf Business Consulting y colaborador del PANEL DE EXPERTOS
Los países que conforman el Consejo de Cooperación de Golfo son Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Qatar, Omán, Bahréin y Kuwait y tienen una población total de poco más de 50 millones de habitantes repartidos casi al 50% entre locales y expatriados. Con esta gran cifra de habitantes, el sector agroalimentario ha generado un impacto en la economía de nada más y nada menos que 3 billones de dólares USD, distribuidos tanto en el canal retail (venta minorista) como en el horeca (hostelería y restauración).
Esto es debido, en parte, a que aquellos países como Emiratos Árabes hayan optado en los últimos años por diversificar su economía y apostar por crear un país tanto de servicios y de turismo como de ocio y de negocios. Y ha sido esta situación lo que ha propiciado un auge sin precedentes, principalmente en el sector de la hostelería. Sólo en EAU hay más de 750 hoteles y más de 7.000 restaurantes independientes, sin contar aquellos que pertenecen a cadenas de franquicias.
Abastecer a tal cantidad de establecimientos y de población, tanto permanente como flotante, en países donde el 90% de las necesidades alimentarias provienen de la importación, es prácticamente imposible. Por este motivo, el autoabastecimiento supone un reto importante para los gobiernos de estos países, pero al mismo tiempo una enorme oportunidad de negocio para las empresas extranjeras.
Aunque los principales proveedores del sector agroalimentario en países como Emiratos Árabes Unidos son India, Brasil, EEUU, Canadá y Pakistán, por este orden, España sigue aumentando cada vez más sus exportaciones tanto a éste como al resto de países vecinos. Por ejemplo, en el caso de productos frescos, como son frutas y verduras, las cifras españolas se han multiplicado por cinco en el último quinquenio.
Podríamos decir que actualmente no hay hipermercado, supermercado o incluso pequeña tienda de conveniencia en este país donde no vendan al menos un producto español. Aunque el “construir marca” sigue siendo una asignatura pendiente, los consumidores y empresarios asocian los productos españoles a productos de calidad. Sin duda, esto está contribuyendo a continuar por la senda del crecimiento y de un mayor posicionamiento.
Los retos para entrar a formar parte de este mercado billonario son varios, pero los que siempre nombran los importadores son dos fundamentalmente: precios competitivos y productos innovadores de valor añadido, ya que la calidad se da por hecho.
Las relaciones comerciales bilaterales (incluidos varios sectores) entre España y los Emiratos Árabes alcanzó los 1,9 billones de euros el año pasado, un crecimiento del 90% en los últimos cinco años. Las cifras invitan a ser optimistas y, sobre todo, nos demuestran que las empresas españolas pueden tener una mayor cuota en el mercado de los 3 billones de dólares.
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