El Acueducto de Segovia es el mayor símbolo de la ciudad y el puente más conocido de la época romana, lo que pone a Segovia en el punto de mira del turismo internacional. El hecho de que no sea necesario un precio por visitarlo, como si lo es en otros grandes monumentos en España, dificulta la tarea de saber los visitantes anuales, aunque se cree que podría estar entre los cinco más visitados del país. Ésta estimación se fundamenta en cifras turísticas como las de la Semana Santa de 2013, cuando a pesar de las malas condiciones climátológicas la ciudad de Segovia recibió casi un 40% más de visitantes que en las mismas vacaciones del año anterior.
La historia dice que el Acueducto se construyó entre la segunda mitad del siglo I y principios del siglo II, tiempos de grandes emperadores como Nerva, Flavios o Trajano. Su misión era traer agua desde un río de la sierra de Guadarrama, para evitar así los largos desplazamientos que los habitantes tenían que hacer a diario. Pero la leyenda dice otra cosa.
Según el mito, el diablo construyó el acueducto a cambio del alma de una mujer que rogaba no tener que ir hasta el río a la mañana siguiente. Durante toda la noche el diablo levantó el hoy monumento pero, a falta de la última piedra, el despunte del sol le empujó de nuevo a las sombras salvando el alma de la mujer. Desde entonces, los 167 arcos Patrimonio de la Humanidad son el sello de identidad de la ciudad castellano-leonesa de Segovia.
Ficha:
Localización: | Segovia |
Construcción: | Siglos I-II |
Patrimonio de la Humanidad desde: | 1985 |
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