Por Eva Visser Plaza, de Eva Authentic Living y colaboradora del panel de expertos
En este artículo seguiremos con la autoevaluación para encontrar ese trabajo que pueda satisfacernos. Muchos empiezan buscando en las ofertas que hay disponibles en el mercado laboral y llegan a la errónea conclusión de que ese trabajo que necesitan no está disponible. Entonces llega la frustración, que provoca que se persigan otras posibilidades sin tener en cuenta qué podemos ofrecer. Esto es más que sólo nuestras características funcionales ponderable como nuestros conocimientos, habilidades o la experiencia profesional.
No puedo dar suficiente énfasis a que, en los tiempos que vivimos, nuestra actitud es la que tiene que cambiar para encontrar ese trabajo que nos haga crecer. Te preguntarás ¿pero con que más puedo aportar valor? La respuesta eres tú y tu personalidad. Hay talentos que no podemos medir como, por ejemplo, ser comunicativo, minucioso o prudente.
En Holanda aprecian que un profesional conozca sus virtudes y sepa emplearlas en su trabajo. Cada trabajo requiere, además, que la personalidad vaya bien con la función y con la cultura de la empresa. Si trabajas en un ministerio se exige una cultura diferente a que en una empresa privada. También el sector influye. Cuando hablamos de trabajo muchos olvidan que seguimos siendo una persona y que seguimos tratando con otras personas a la vez. Si somos conscientes de lo que aportamos con nuestras virtudes sacamos mucho más provecho de nuestras actividades. Pero, ¿cómo descubrimos nuestras virtudes?
Lo que puedes hacer es preguntar a familiares, amigos o compañeros que cualidad les viene inmediatamente a la mente cuando piensan en ti. Nuestras cualidades son atributos que forman parte de la esencia de nosotros y ese comportamiento nos viene tan natural que ni nos damos cuenta ni lo hemos aprendido.
Otra posibilidad es seguir el cuadrante de Daniel Ofman. Él analizó que toda cualidad va siempre seguida de tres “amigos”: la trampa, la alergia y el desafío. Si quieres conocer tu cualidad piensa en un compañero de tu trabajo o alguien de tu familia que tiene algo en su comportamiento que te molesta, que te frustra: Eso lo llamamos tu alergia. Si le das la vuelta positiva te encuentras con tu cualidad innata.
Un ejemplo:, digamos que lo que te irrita de tu compañero es que es desorganizado. El contrario positivo es ser organizado y eso es tu cualidad. Lo que ocurre es que, cuando trabajamos en equipo con alguien que muestra un comportamiento alergia para nosotros, tenemos un comportamiento trampa como reacción. Esto es que superamos el límite de nuestra cualidad y lo llevamos al extremo, es decir, nos mostraríamos excesivamente organizados. Los efectos secundarios de esto es que sentimos malestar y estrés y nuestra cualidad, lejos de ser positiva, se encuentra fuera de su equilibrio y es una debilidad.
Ya no somos tan efectivos y productivos en esa situación y puedes considerar a tu compañero como un espejo, puesto que muestra que también tienes algo de desorganización pero que no lo aceptas. Hay varias convicciones que hacen que no lo quieres expresar. Así que ese comportamiento que tanto te molesta lo tienes dentro de ti mismo pero en las sombras de tu inconsciencia. Si nos hacemos conscientes de este hecho y lo investigamos y empezamos a aceptarlo en nosotros mismos, podemos desarrollar nuestro desafío.
Nuestro desafío es el contrario positivo de nuestra alergia, un buen complemento de tu cualidad. En este caso el desafío sería dejar las cosas fluir un poco más y relajarnos. La alergia es el punto de partida de desarrollarnos profesional o personalmente, una cualidad que en exceso es nuestra debilidad. Asi que si te preguntan cual es tu debilidad habla sobre tu cualidad y cómo cuando te encuentras bajo presión se transforma en tu debilidad, aunque eres consciente de ello. Así es como la combates y deja de ser ya no es una debilidad.
Si conoces tus cualidades también sabrás mejor en que entorno te desarrollaras correctamente porque las cualidades pueden florecer o decrepitar dependiendo de con quien estemos. ¡Ten en mente que el trabajo ideal siempre invita a desarrollar nuestros desafíos! Y, por supuesto, este autoconocimiento es una herramienta poderosa a la hora de “venderte” en entrevistas de trabajo, pero sobre ello hablaremos en otro artículo.
En el próximo post profundizaremos sobre los entornos laborales ideales, que será el último paso en la autoevaluación, y seguiremos con la estrategia de encontrar nuestro trabajo ideal.
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