En el corazón de Campo de Borja, bajo un peñasco horadado a pico y pala durante décadas, un vino de garnacha emerge del fondo de la tierra para viajar a tres continentes y cinco países. Es un caldo que bebe de una tradición centenaria y que desde hace medio siglo sale de las manos de la familia, de sangre y de corazón, que forma el Grupo Bodegas Ruberte.
Ubicada el pequeño pueblo zaragozano de Magallón, esta bodega es un modelo en la industria del vino español porque aúna tradición y progreso. Por un lado, Ruberte es una de las pocas de Aragón que continúa trabajando artesanalmente el proceso de maduración del vino. Sus caldos se elaboran por el sistema tradicional en depósitos de madera de roble y la crianza se sazona en barrica de roble de 220 litros. Un valor incuestionable en un sector cada vez más mecanizado que ha sabido conjugar con la adaptación al mercado, cada vez más competitivo, y con una constante lucha por la adaptación al nuevo escenario de venta internacional.
Esta doble filosofía ha llevado a Bodegas Ruberte a alcanzar hitos comerciales de gran valor, como la comercialización del primer vino inspirado en el Ecce Homo en 2012, la certificación de la huella de carbono de sus vinos y, especialmente, la exportación y presencia en cinco países (Alemania, Bélgica, Japón, Estados Unidos y Uruguay).
Esta acción internacional ha sido el fruto del férreo trabajo de todo un equipo humano liderado por la enóloga Susana Ruberte y ha venido respalda por un reconocimiento mundial tan merecido como agradecido: en 2013, el prestigioso gurú norteamericano Robert Parker otorgó 100 puntos a un vino aragonés realizado con garnacha, una variedad de uva hasta ahora olvidada por muchas bodegas (y muchos paladares).
Si bien aquél fue un reclamo para compradores, sobre todo extranjeros, las aragonesas Bodegas Ruberte ya gozaban de buena experiencia en su producción y venta de garnacha, ya que están ubicadas en el Campo de Borja, cuya Denominación de Origen es uno de los principales promotores de esta variedad de uva dentro y fuera de las fronteras españolas.
“Dada la coyuntura comercial que estamos viviendo en España en el sector del vino, hace tiempo me planteé un giro estratégico dirigido a abrir mi mercado y buscar nuevos destinos para mi producto”, explica Susana Ruberte, quien reconoce esta empresa familiar ha dado un giro en su mentalidad de posicionamiento en el exterior para obtener mejores resultados: “Ya no se trata sólo de mandar botellas a esta o aquella empresa de algún país, queremos internacionalizarnos, tener presencia, contactos y relaciones en diferentes destinos”.
Para recorrer el “difícil camino” de la internacioinalización, Bodegas Ruberte apuesta por la cooperación, ya que considera que es única forma para que “una pyme pueda abrirse paso en un mundo tan inmenso y global como éste”. La última de las misiones comerciales emprendedidas llevo al equipo zaragozano hasta Uruguay, donde pudieron “dar a conocer la bodega y presentarla ante los mejores paladares de Montevideo”. Este tipo de viajes son, según la enóloga, “cruciales si quieres mover de verdad tu producto”.
Gracias a acciones como la de Uruguay o las misiones inversas con otros países, Bodegas Ruberte, junto con la DO Campo de Borja, se está convirtiendo en un referente internacional en el mundo vitivinícola cuando se habla de la garnacha. Sus vinos principales, como el “Ruberte Tresor”, están realizados al cien por cien con esa variedad de uva.
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