El 26 de junio pasará a la historia de la ingeniería civil mundial y tendrá un claro color español. Ese día entrará en funcionamiento la ampliación del Canal de Panamá, una de las mayores obras del siglo XXI y una ejecución, inmersa en una recesión mundial y no exenta de dificultades, liderada finalmente con éxito por la empresa española Sacyr.
La finalización de este proyecto, llamado el Tercer Juego de Esclusas, permitirá que los barcos crucen del Océano Índico al Atlántico (y viceversa) en un menor tiempo, permitirá la entrada de buques con grandes dimensión, que en la actualidad no pueden atravesar el canal, que duplicará su capacidad. Además, la nueva infraestructura cuenta con una tecnología más eficiente y eficaz que permitirá una mayor rapidez en el llenado y vaciado de sus esclusas, más anchas y profundas que las anteriores. Y otro dato para la historia: en esta faraónica construcción han participado 10.000 personas procedentes de 40 países.
Ésta es la historia más reciente de un Canal que se remonta a 1513, cuando el explorador Vasco Núñez de Balboa cruzó el istmo del Darién por encargo de la Corona española para encontrar un paso entre los dos océanos. Finalmente, ésta fue la senda elegida para el comercio español y era conocida como Camino Real. No fue hasta 1914 cuando se inauguró la primera obra del Canal de Panamá como hoy lo conocemos, en la que también participaron miles de obreros españoles.
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