La salida de españoles del país es algo más que evidente. Día a día nos encontramos con decenas de casos de amigos, familiares o compañeros que han decidido dejar España para emprender un futuro fuera de las fronteras nacionales. Y en los últimos años la crisis ha acentuado esta tendencia. Ya sea por la falta de trabajo o de motivación, el hecho es que la vida de los españoles ha cambiado durante la última década y les ha hecho plantearse nuevas posibilidades de futuro.
Según el Barómetro del CIS, el 48% de la población española ha manifestado estar dispuestos a trasladarse a otro país (frente a un 30% de la población sueca y un 35% de la comunidad alemana en encuestas similares) y un 17% ha considerado seriamente la posibilidad de mudarse fuera de España en los últimos doce meses. Si entre los años 2002 y 2008 el boom inmigratorio en nuestro país fue enorme, las cosas empezaron a cambiar y poco a poco toda la población se fue dando cuenta de que España ya no era lo que habían conocido hasta entonces. Actualmente son más los españoles que se van que los que vuelven.
España ha pasado de ocupar el puesto 14º en 2010 como emisor de emigrantes laborales a Reino Unido a ascender hasta el segundo lugar del ranking, sólo por detrás de Polonia. Son más de 50.000 los españoles dentro de la población activa que abandonaron el país solo en entre el último trimestre de 2012 y el primero de este año y entre los destinos favoritos figuran siempre Reino Unido, Alemania y Francia.
Lo que nadie sabe es si esa emigración española en busca de oportunidades va a volver. Según datos de otros estudios sobre patrones de retorno en países de la OCDE, entre un 20% y un 50% de los emigrantes a países desarrollados suele abandonar el país de destino en un plazo de cinco años. La mayor parte de quienes regresan lo hacen en los principios de su vida adulta, siendo aun jóvenes, cuando han adquirido una cualificación y cierta experiencia.
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