Via Rumanía, 8 años abriendo camino en el sureste europeo


Timisoara. Primera ciudad libre del comunismo y principal núcleo industrial de Rumanía. Pero, sobre todo, punto de lanzadera a los Balcanes y de aproximación a Rusia y Asia Central. Este idóneo lugar abarca oportunidades extraordinarias en un mercado que acerca a más de 300 millones de consumidores en un ratio de unos 1.000 kilómetros cuadrados.

Esta excelente ubicación geográfica y unos costes altamente competitivos son la clave del éxito en un nicho con enorme potencial. Así de contundente se muestra José Miguel Viñals, director de Via Rumanía, una consultoría con más de 8 años de experiencia en el sureste europeo. Su objetivo pasa por convertirse en el punto de apoyo y referencia de la empresa española que desea instalarse en la parte occidental de Rumanía y expandirse en busca de nuevos mercados que impulsen sus beneficios. “Dentro de las circunstancias más o menos positivas, conflictos con trabajadores, gente de confianza que luego marche, problemas que puedan surgir, nosotros estamos ahí para ayudarles sabiendo que nuestra misión es a largo plazo”, cuenta Viñals.

Via Rumanía, 8 años abriendo camino en el sureste europeo

Gracias a la pujanza del sector industrial, Timisoara roza el pleno empleo. Esto se debe sobre todo a la producción a un coste extremadamente competitivo -inferior al de occidente- y a la posibilidad de introducirse en mercados inéditos, sin opciones de alcanzar desde España. “Se trata de un núcleo industrial importantísimo especialmente para la empresa alemana e italiana; tanto es así que no resulta fácil encontrar personal, hay que contratar a personas de los alrededores, pero habla por sí solo del enorme potencial que tiene este sitio”, prosigue el fundador de Via Rumanía.

Via Rumanía, 8 años abriendo camino en el sureste europeo

Los empresarios españoles que desembarcan en Timisoara suelen abrir filiales que terminan por sustentar en cierta medida las ventas de producción de sus plantas en España. “Ya estamos viendo cómo productos españoles fabricados en esta zona de Rumanía ya están entrando en países como Georgia y Azerbaiyán, lo que genera una gran satisfacción”, explica. Además, se lograría eliminar el pago de cualquier tipo de tasas a la hora de acceder a Rusia, uno de los mercados más atractivos, si se constituyera una unidad de producción en Serbia.

“Nos viene cualquier tipo de empresa y nosotros le buscamos una solución; tengo este plan en la cabeza, cómo lo podemos llevar a cabo”, señala Viñals. Sin embargo, el camino hacia el éxito de un negocio está expuesto a muchas trampas, entre ellos “pecar de ingenuidad”. Muchos empresarios caen en el craso error de confinar en alguien de confianza, pero sin preparación alguna como gestor de empresas y que al final ha conseguido que se pierda toda la inversión.

En Rumanía hay mucho por hacer: carreteras, puentes, ferrocarriles y aeropuertos, entre otros muchos. Pero también hay oportunidades en el sector energético -sobre todo el eólico-, equipamiento agrícola y la industria auto. Para ello, las autoridades de Bucarest disponen de más de 43.000 millones de euros en fondos europeos durante el periodo 2014-2020, a la espera del ‘know how’ español. “Si el país no se ha podido desarrollar aún más se debe a que la administración pública no está a la altura y creo que podemos contribuir con nuestra exitosa experiencia”, concluye Viñals.


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